Si hay una planta que asociamos con el frío y las fiestas navideñas, esa es sin duda, el acebo (Ilex aquifolium). Tiene mucho que ver el que en casi todas las películas navideñas aparece siempre como parte de la simbología que acompaña a Papa Noel junto con la nieve y una buena bufanda. Sin embargo, más allá del cine, es una planta que podemos encontrar en nuestros paseos por la naturaleza en zonas y ambientes húmedos y umbríos, y también en muchos jardines y parques con carácter ornamental.
Características del acebo
El acebo es una planta que prefiere los suelos frescos, ligeramente ácidos y bien drenados. Necesita un abono rico en nitrógeno y a ser posible, un acolchado durante los meses de invierno. Requiere una exposición de semisombra o sombra y abundantes riegos en los meses más calurosos.
Es un árbol de crecimiento lento, que puede llegar a alcanzar más de 10 metros de altura. Se cultiva tanto como ejemplar aislado, como para formar setos por su densidad y por sus hojas con bordes que pinchan y son un elemento muy eficaz de protección. En la naturaleza se suele encontrar más como un arbusto, aunque como tolera bien las podas, en los parques y jardines les van dando forma y suelen alcanzar sus mayores tamaños. En las floristerías y viveros, sobre todo de cara a las fiestas navideñas, venden también unas especies enanas, que se cultivan en maceta y no llegan a tener un gran tamaño.
Una especie protegida de gran valor
Las hojas del acebo son perennes, de color verde oscuro y con el borde espinoso. Su fruto madura en octubre, con un característico color rojo brillante, que es el que asociamos todos a los adornos de Navidad. A pesar de la belleza que pueda tener, como muchas otras plantas con frutos de este color, el fruto del acebo es tóxico y puede ser letal. Tradicionalmente el acebo (sobre todo las hojas) ha tenido uso medicinal, y la madera es muy apreciada por los ebanistas para trabajarla. Sin embargo, esa recolección histórica para diversos usos ha provocado la extinción de la planta en muchas zonas, por lo que hoy en día el acebo se considera una especie protegida y está prohibido cogerla. Además, se está experimentando con el acebo como especie para reforestar zonas boscosas y sus frutos y hojas son un alimento básico para muchos animales durante los meses más fríos del invierno.
Bosques y robledales, sus lugares preferidos
El acebo crece en bosques o laderas de umbría, hasta por encima de los 2000 metro de altitud. En España es una especie frecuente en las zonas montañosas de la cordillera Cantábrica y la submeseta Norte. En Soria, en el Sistema Ibérico, podemos encontrar la Reserva Natural del Acebal de Garagüeta, un bosque de 406 hectáreas de las cuales 180 son masa pura de acebo. Con un valor ecológico y medioambiental altísimo, es el mayor bosque de acebos de toda Europa meridional. También es muy frecuente encontrar acebos en los bosques de roble. Curiosamente, en la comunidad de Madrid podemos encontrar la Acebeda de Robregordo, la más grande de la comunidad, un lugar muy bonito para visitar en otoño.
¿Y vosotros? ¿Conocéis algún acebo cerca de vuestra casa? Ya sabéis que no podéis cogerlo, pero sí disfrutar de su belleza estos meses más fríos.


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