Si hay una fruta típica del otoño, esa es por excelencia la granada, el fruto del granado (Punica Granatum) un árbol/arbusto originario del norte de África y de Asia occidental, y que podemos encontrar en todos los países de la franja mediterránea.
El granado crece muy bien en climas cálidos y de suelo árido, y aguanta mejor altas temperaturas y periodos de sequía que el frío. Por eso en la Península Ibérica es muy frecuente encontrarlo en climas tropicales o semidesérticos, como en las zonas de Almería, Valencia, Alicante, la Región de Murcia… o en Granada, la ciudad que lleva el nombre de esta característica fruta. Más que un árbol, lo podemos considerar un arbusto, porque normalmente no crece mucho, en torno a los dos metros de altura. Es de hoja caduca, y en primavera da unas flores rojas brillantes, que son las que posteriormente se convertirán en las granadas.
Por su tamaño y vistosidad es una planta que se suele plantar en parques y jardines de modo ornamental, pero su verdadero valor radica en su fruto, porque la granada es una fruta muy apreciada en farmacología por sus altas cantidades de antioxidantes, vitamina C y porque es utilizada para combatir la diarrea, los resfriados o como antiparasitaria, entre otros múltiples usos. Históricamente también tiene mucha relevancia, ya que la granada está cargada de simbolismo. Por ejemplo, para muchas culturas representa un símbolo de fecundidad por la cantidad de granos que alberga. También para los judíos representa un símbolo de verdad, porque tiene 613 granos, los mismos mandamientos que la Torá. Esta idea se trasladó a la simbología cristiana, donde aparece muchas veces representada la granada como símbolo espiritual o de la propia iglesia.
Más allá de esta parte simbólica, lo cierto es que la granada, y con ella el árbol del granado están muy vinculados a nuestro clima y cultura. Un ejemplo de ello es que en el Real Jardín Botánico de Madrid hay dos ejemplares: en la Terraza de los Cuadros y en la Terraza de las Escuelas.
Durante los meses finales del año es cuando las granadas están en su momento, y por eso es muy frecuente encontrarlas en los supermercados y comercios. Hay infinidad de recetas que se pueden hacer con ellas, desde repostería, ensaladas y guisos a zumos, como los que se venden en las calles de Estambul, donde en puestos callejeros exprimen las granadas para sacarles todo su jugo. ¡Aprovecha y siempre que puedas, consume granadas, tu salud lo agradecerá!