El trabajo de conserje de fincas implica no solo estar encargado del cuidado y mantenimiento, sino también ser un manitas y estar disponible si surge una emergencia. Y si no, que se lo digan a Francisco Javier Meseguer, conserje en la calle de Valcotos, en el barrio de Valdemarín, una zona de urbanizaciones y chalets independientes dentro del distrito de Moncloa-Aravaca. Valdemarín es una zona situada en un enclave privilegiado: entre la A6, la carretera de La Coruña y la M40, y limitando al este con el Hipódromo de la Zarzuela y al norte con la parte sur del monte del Pardo. El día que hablamos con Francisco Javier, era fin de semana y nos lo encontramos resolviendo una avería que no podía esperar hasta el lunes.
“Aquí es todo muy tranquilo. Ahora pasean en bicicleta, van andando, hacen deporte…”, nos explica, haciendo referencia a la desescalada y los diferentes horarios establecidos para salir según la franja de edad. En esta zona residencial, la apariencia es de total calma, con calles despejadas y casas unifamiliares, de pocas alturas y con jardín a ambos lados.»Son todo matrimonios y familias de mediana edad», dice explicando el perfil de los vecinos. Es una zona completamente residencial y tranquila, salvo por el ajetreo de los trabajadores en una obra cercana. “El único movimiento que hay hoy es el del personal que trabaja en los oficios en la obra”, confirma Francisco Javier, que detalla también que son todo viviendas nuevas y que las acaban de estrenar.
“Son todos muy amables, muy tranquilos, cada uno va a lo suyo…” continúa explicando. Como todo, tiene sus pros y sus contras, pero la tranquilidad y la exclusividad es una de las principales razones que alega la gente que se viene a vivir a una urbanización o zona residencial, a diferencia de vivir en otras zonas de Madrid.
Durante su jornada, Francisco Javier va siempre con todas las medidas de protección necesarias, y aunque para la foto se quita la mascarilla mantiene todas las distancias de seguridad. Cuenta que lleva apenas unos meses trabajando en este puesto, y que sus funciones son las propias de conserjería: “cuidado y mantenimiento de la zona, estar atento al acceso, controlar y ver que todo está en orden, mantenimiento y bricolaje en las zonas comunes…”, va enumerando todas las actividades que tiene que hacer a lo largo de la jornada, de lunes a viernes y los sábados por la mañana. Cuando le preguntamos que cómo lo está llevando, reflexiona un poco antes de darnos una respuesta. “Mira, yo hago caso a un señor muy mayor que me dijo cuando yo tenía 7 u 8 años: El pasado se quedó pasado, eso ya da igual y te olvidas. Vive el presente que es lo que tienes entre manos, y el futuro ya vendrá y a saber cómo viene”, responde convencido.
Originario de Molina de Segura, un municipio cercano a Murcia, cuenta que está deseando bajar a ver a la familia, “cuando se pueda”, insiste “¡a ver cuándo nos deja el bicho este!”.
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