A medidos del siglo XVIII, el rey Carlos III soñó con transformar el Paseo del Prado en el epicentro de la ciencia española. Sobre el cerro de San Blas pidió que se construyera el Real Observatorio de Madrid, y a escasos metros de allí el Gabinete de Historia Natural – actual edificio del Museo del Prado – , y el Jardín Botánico. El autor de los edificios principales que forman el conjunto fue el arquitecto neoclásico Juan de Villanueva. Por lo que este jardín, además de conservar en torno a 5.000 especies de plantas vivas, tiene gran valor artístico y es una pieza fundamental del complejo soñado por el rey.
Hay lugares de Madrid en los que, aunque estén en pleno centro de la ciudad, en medio de la vorágine diaria, del ruido del tráfico y el caos diario, parece que nos hemos trasladado a un tranquilo rincón cerca del campo. El Real Jardín Botánico de Madrid es uno de esos lugares que bien merece la pena visitar.
El Real Jardín Botánico de Madrid se encuentra entre el Museo del Prado y la Cuesta del Moyano, muy cerca del parque de El Retiro y la estación de Atocha. Fundado en 1755 por el rey Fernando VI en el Soto de Migas Calientes, cerca del río Manzanares (la zona que actualmente es Puerta del Hierro). Sin embargo, sus continuas ampliaciones hicieron que en 1781 se trasladase a su ubicación actual en el Paseo del Prado por orden del rey Carlos III.
Actualmente es un centro de investigación del CSIC y alberga numerosas especies vegetales procedentes de todo el mundo, ya que desde sus inicios, el jardín fue receptor de todas las expediciones auspiciadas por la Corona española a lo largo de todo el mundo, recibiendo principalmente durante los siglos XVIII y XIX semillas, dibujos, frutos, maderas, plantas vivas y principalmente pliegos de herbario, que contribuyeron a acrecentar sus colecciones científicas y biblioteca.
Declarado Jardín Artístico en 1942 y en 1947 Monumento Nacional, a día de hoy cuenta con el herbario más importante de España, con más de un millón de pliegos, una biblioteca y archivo con un material impresionante y unos 10.000 dibujos y las muestras de unas 5000 especies de plantas vivas, además de un banco de germoplasma donde comparte información e intercambia semillas con instituciones de todo el mundo.
Visitar el Real Jardín Botánico
Es un lugar perfecto para organizar una visita con toda la familia y acercar a los más pequeños el amor por la botánica y el conocimiento de las plantas. Además, suelen organizar exposiciones, jornadas culturales y diferentes actividades de divulgación durante todo el año, aparte de un espectáculo de luces a lo largo de todo el jardín durante las Navidades.
Al igual que en muchos otros parques y jardines de la ciudad, las visitas al Real Jardín Botánico de Madrid se pueden realizar en cualquier momento del año, pero hay una serie de momentos que merecen especialmente la pena por la belleza y vistosidad del jardín. Nos referimos a la primavera, cuando muchas de las plantas y árboles se encuentran en plena floración después de los duros y fríos meses de invierno (donde muchas especies vegetales se han visto afectadas por las nevadas) y en el otoño, cuando los árboles de hoja caduca adquieren esa coloración tan intensa y bonita que va desde los amarillos, naranjas y rojizos hasta el marrón más intenso. También en los días calurosos de verano en Madrid, donde los lugares de sombra y vegetación son los más codiciados, un paseo por el Real Jardín Botánico puede ser un plan diferente para desconectar y descansar un rato.
Las diferentes terrazas
Una vez dentro del Real Jardín Botánico, podemos elegir entre los diferentes espacios que tiene, organizados de forma escalonada: Por un lado está la Terraza de los Cuadros, que se encuentra más cerca del Paseo del Prado y es la que tiene mayor tamaño. Aquí podemos encontrar la rocalla, al final del paseo central, colecciones de plantas ornamentales, medicionales… y algunos ejemplos de huerta y frutales, junto con unas pequeñas fuentes rodeadas de setos de boj. También está la Terraza de las Escuelas Botánicas, donde se encuentra la colección taxonómica de plantas, un lugar que los amantes de la botánica disfrutarán ya que se encuentran ordenadas por familias vegetales. Aquí podemos hacer un recorrido cronológico y evolutivo por diferentes especies vegetales mientras paseamos por una zona de fuentes.
Si seguimos subiendo, nos vamos a encontrar la Terraza del Plano de la Flor. Esta está dividida en 25 arriates separados por setos, con un estilo paisajístico claramente romántico donde podemos encontrar diferentes glorietas y un estanque con un busto de Carlos Linneo. En su límite se encuentra el Pabellón Villanueva, que actualmente se utiliza como sede de exposiciones temporales, y en la zona norte el Invernadero Graells, del siglo XIX, y el Invernadero de la Exhibición, más moderno, donde se pueden encontrar diferentes ambientes climáticos y especies características de cada uno.
Por último, en la parte superior, en una pequeña terraza añadida en una ampliación del 2005, se encuentra la Terraza Alta o Terraza de los Laureles, donde se encuentra la Colección de Bonsáis donada por el expresidente del gobierno Felipe González. Un pequeño y tranquilo espacio que todos los amantes de este arte de origen japonés del que el Jardín alberga auténticas maravillas.
Ahora, después de toda esta información, ¿a que apetece acercarse a conocer el Real Jardín Botánico de Madrid?
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